20 feb 2018

LA MALDICIÓN DE LOS GATOS



En 500 A.C. un ejército persa llego a Egipto. Cada soldado persa llevaba su gato. Los egipcios no querían dispararles por temor a matar los gatos, por lo tanto tuvieron que darse por vencidos. De ahí proviene la idea de la mala suerte, ya que el creer en ellos los llevó a perder la batalla. También en la Edad Media la simple posesión de un gato, sobre todo si era negro, bastaba para acusar a una persona de brujería y ser llevada a juicio con pocos indicios de salir indemne del asunto. La enigmática relación con ciertos ritos diabólicos les valió ser perseguidos y asesinados.

En Inglaterra, Francia y Alemania el día de Todos Santos se iniciaban los festejos con la quema de cajas y sacos llenos de gatos vivos. La diezma de felinos propició la multiplicación de roedores, lo que trajo consigo la peste bubónica. El propio Napoleón, nada amante de los gatos, se vio obligado a alabarlos públicamente y a animar a su cría y protección como único remedio para acabar con la plaga que estaba asolando a su país.

La historia de la brujería en el País Vasco relata un sin número de anécdotas sobre la transformación de las brujas y brujos en animales. Todas son de índole similar. En una de estas historias la protagonista, una aldeana, cansada de que un gato se bebiese la leche recién ordeñada todas las noches, esperó al animal y consiguió en su persecución herirle en una pata. Al sentirse herido el animal gritó como un ser humano. Al día siguiente una pobre vieja, considerada como bruja, amaneció herida en una pierna.

El gato aparecía ligado al paganismo de la Edad Media a través del culto de la diosa Greya, diosa del amor y de la curación según la mitología nórdica. Esta diosa guardaba en su jardín las manzanas con las que se alimentaban los dioses del Walhalla y en su iconografía aparecen dos gatos tirando del carro de la diosa y, como dice Julio Caro Baroja, una tergiversación de origen mítico es la de "confundir al animal que acompaña a un numen o divinidad con la divinidad misma". Por ello, el gato se convirtió en cabeza de turco de las "purificaciones" de la Iglesia.


La Iglesia alentó de tal forma la persecución de los gatos que llegó a convertirse en espectáculo la quema de estos pobres animalitos en las hogueras de la noche de San Juan. Dice y expresa la leyenda que el gato en si se vengó cruelmente tanto de la Iglesia como de la sociedad ya que el aniquilamiento de los gatos fue de tal magnitud que cuando la peste negra azotó Europa en el siglo XIV, causando más de veinticinco millones de muerto, apenas sí quedaban ejemplares para luchar contra las ratas, principales propagadores de la enfermedad, pero su venganza fue horrible y discreta. Y al parecer, la plaga fue tan devastadora debido al exterminio de los gatos.

En el año 1400, la especie estuvo a punto de extinguirse en Europa. Su existencia se reivindica a partir del siglo XVII debido a su habilidad para la caza de ratas, causantes de tan temibles y desoladoras plagas. A partir del siglo XVIII el gato vuelve a conquistar parte de su antiguo prestigio, y no sólo se utiliza como cazador de roedores e insectos, sino que su belleza lo hace protagonista de cuadros, muy especialmente de los de la escuela inglesa, y de motivos escultóricos. La dualidad del gato como símbolo de la divinidad y de la representación demoníaca, dio lugar a que en las supersticiones relacionadas con él se le considere representante de la mala o la buena suerte, según la circunstancia o lugar en que naciesen.

En relación con el gato negro, en el ámbito europeo, las supersticiones sobre el gato son muy similares. Por ejemplo, el gato negro puede traer buena o mala suerte dependiendo del lugar y la circunstancia de su encuentro: unas creencias dicen que el gato negro es portador de mala suerte, mientras que otras creen que la mala suerte le trae el rojo. Se dice que un gato negro es realmente un vaticinio nefasto, si se cruza en el camino de una persona de derecha a izquierda. También que pierde este carácter de maldad si tiene un lunar blanco en alguna parte del cuerpo. Existen pueblos en que el encuentro de un gato negro camino de la iglesia el día de la boda da buena suerte, mientras que en otros es símbolo de desgracias conyugales. Se cree que el gato negro trae buena suerte en los juegos de azar, sobre todo si se toca alguno antes de que empiece el juego. También se cree que tener un gato negro en casa es símbolo de buena fortuna.

El encuentro con un gato (no importa el color, sino la dirección) viniendo de cara por el camino trae buena suerte, mientras que verlo de espaldas trae mala suerte. Asimismo, es de buen augurio que un gato nos adelante en el camino. Antiguamente cuando un pescador salia de pesca, consideraba de buen augurio que un gato le precediera, pero muy malo si se le cruzaba en su camino. La gente del mar solía estar muy atenta al comportamiento del gato a bordo. Era tradición popular que si el gato corría, jugaba o saltaba pronosticaba tormentas y galernas; si se arrojaba el gato por la borda o era ahogado en el mar ocurrirían calamidades al navío y su tripulación.

En tiempos medievales se asociaba a los gatos con la magia y el mal. Se los asoció con las brujas. Y el negro estaba asociado al demonio. Desde ese momento hasta hoy en día se sigue asociando a los gatos negros a los brujos, pasaron de dioses a ser servidores del demonio. Y ahora les resumo de un Manual de Brujería un Sortilegio o Ritual que se usaba y aun se usa para obtener PROTECCIÓN Y AYUDA DEL DEMONIO SIN HACER PACTO CON EL:
" Matar
ás un gato negro precisamente un sábado al dar la primera campanada de medianoche, y lo enterraras en un terreno cercano a tu casa, después de haberle metido una haba en cada ojo, otra debajo de la cola y otras dos, una en cada oído. Después cubre de tierra al gato y riegalo todas las noches al dar la medianoche, con muy poca agua, hasta que las habas hayan brotado y estén maduras.
Cuando esto ocurra, corta la mata y llevala a tu casa; pon luego las habas a secar para hacer uso de ellas cuando te conviniera. Colocada un haba en la boca tiene la virtud de hacerte invisible, podrás penetrar donde quisieras sin ser visto. Colocada en la mano de la palma izquierda, apretándola con el dedo corazón y ordenando al diablo que se te presente este lo hará poniéndose a tus ordenes."

(Nunca se supo que hiciera efecto, pero los gatos huyen siempre de los medio tontos obedientes, desde entones se dice: "tonto del haba" o "tontolaba")

Has de tener presente que cuando vayas a regar las habas, se te presentaran muchos duendes con el fin de asustarte e impedir tu intento. La razón de esto es que al diablo no le gusta ponerse al servicio de alguien si antes este no se ha entregado a el en cuerpo y alma. Para alejar a los duendes y fantasmas, debes hacer la señal de la cruz varias veces y rezar un Credo..."

Como puedes ver el gato y concretamente el gato negro, arrastra una serie de estigmas, y también poder que esta unido sustancialmente a lo satánico y desconocido, poco a poco en otros artículos iremos desgranando otros trabajos sobre este interesante tema, de momento, mira de como te cruzas en un camino o en un lugar desierto con un gato negro...

2 comentarios :

  1. Una lectura muy instructiva. Seguro que te refieres a la batalla de Pelusium, y a la posterior caída de Egipto en manos de los persas y cuando se creo la dinastía persa. La verdad es que era cuestión de tiempo su caída pero gracias a esta estratagema, bien con los gatos vivos o, como cita Heródoto, con la diosa Baset en sus escudos, la batalla fue más corta y la posterior e inmediata caída de la ciudad, coser y cantar, empleando esta vez gatos vivos lanzados a sus murallas lo que condicionaba la defensa con sus arqueros, y esto sí que lo relata Polieno, general y abogado macedonio del s. II d.C.
    El resto tan brillante como exhaustivo hacen de su lectura un verdadero placer.
    También se cuenta esta curiosidad sobre los gatos: El resquemor hacia los gatos negros tomó estado folclórico cuando un padre e hijo en 1560, en Lincolnshire, caminaban durante una noche sin luna, y un gato negro se cruzó en su camino para luego esconderse en un rincón de un muro. Ellos arrojaron piedras al felino hasta que la criatura, indefensa y herida, corrió a refugiarse en la casa de una mujer, quien en ese momento era sospechada de ser una bruja.

    Al día siguiente, padre e hijo encontraron a la mujer y advirtieron que ésta cojeaba y presentaba magullones, y dedujeron que se trataba de algo más que una coincidencia. Desde ese día en Lincolnshire, se creyó firmemente que las brujas tomaban la forma de gatos negros por la noche.

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  2. Bastet (o Bastis, Afrodita griega) diosa del hogar y la alegría.
    No conocía esa anécdota, muy interesante!

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